Kikimimizukin

Hace mucho, mucho tiempo, vivía un anciano en el fondo de una montaña.
Este iba todos los días a la montaña para recoger leña. Un día, camino a casa, se encontró con un zorrillo, el cual quería recoger uvas pero no podía porque tenía paralizada una pierna.
El anciano al verlo, le ayudó a recoger las uvas.
El zorrillo le agradeció.

Al día siguiente, el zorrillo que estaba esperando al anciano en el camino, al verlo lo llamó haciéndole señas con la mano. Al acercarse, el anciano pudo ver también a la madre del zorrillo. Esta le regaló una caperuza roja por el favor que le había hecho a su hijo. El anciano agradeció el gesto y regresó a casa.

Al día siguiente, en la montaña, se puso la caperuza que le había regalado la mamá zorrilla y se sorprendió mucho al darse cuenta que podía escuchar las conversaciones de los animales y plantas que se encontraban a su alrededor. Se alegró porque hasta ese momento se había sentido muy sólo, pero escuchando las conversaciones de animales y plantas se sentía acompañado. 

En eso logró escuchar la conversación de dos pájaros:
"Sabes, la hija de aquél millonario se encuentra muy enferma y él está muy desesperado".
"¿Por qué? ¿Qué tiene?"
"La culpa la tiene un árbol de su jardín"

El anciano al escuchar éso decidió ir a la casa del millonario.

"Quiero salvar a su hija", dijo el anciano al millonario. "¿Puedo quedarme esta noche en su casa?
El millonario contestó: "¡Por supuesto. Por favor!"

Esa misma noche el anciano salió al jardín con la caperuza puesta y en eso empezó a escuchar a unos árboles que estaban conversando.

"Me duele la cadera."
"¿Por qué?"
"Porque el millonario ha levantado un nuevo almacén, justo al lado mío. Por eso lo estoy poniendo en apuros."

Al día siguiente el anciano convenció al millonario para que cambie de lugar el nuevo almacén. Este decidió cambiarlo inmediatamente a otro lugar. Su hija recobró la salud en un segundo y el árbol también recobró el ánimo. El millonario se puso muy contento y le regaló mucho dinero al anciano por el favor que le había hecho en curar a su hija.

El anciano pensó: "Este dinero se lo debo en parte a los zorrillos. Voy a comprarles comida antes de regresar."
Y el anciano vivió feliz para siempre.

Esa sensación...

Por que casi todos nosotros hemos notado esa sensación que nos ha despertado en mitad de la noche, esa opresión en el pecho que no te deja respirar ni moverte... Que disfrutéis el vídeo ;)


Bake-kujira

El Bake-kujira es un yokai japones, una criatura mítica que, se dice, habita en la costa de la prefectura de Shimane (Japon). Su nombre significa "Ballena fantasma". En la mitología japonesa, se piensa que es la encarnación del odio que las ballenas sienten por los cazadores.

Las criaturas calificadas de bake (fantasma) suelen expresar el rencor de un animal hacia el ser humano. Son considerados como un mononoke o yokai (bestia o demonio) que en un inicio fue un animal normal y corriente cuya transformación surgió después de su muerte.


Origen

Un día, estaban unos cazadores en el mar buscando ballenas cuando se les apareció una ballena de hueso, como un esqueleto viviente. El mas valiente de los cazadores disparo contra ella, pero el arpón no le hizo el menor rasguñoEntonces el Bake-Kujira llamo a una bandada de pájaros roñosos y una horda de extraños peces. Desde ese entonces, Bake-Kujira se instalo junto a otras muchas leyendas.

Escorpiones, ranas y otros

Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo:
—Amiga rana, necesito cruzar el río. ¿Podrías llevarme en tu espalda?
No. Si te llevo en mi espalda, me picarás y me matarás.
—No seas tonta —le respondió entonces el escorpión— si te picase, me hundiría contigo y me ahogaría.
 Ante esta respuesta, la rana accedió. El escorpión se colocó sobre la espalda de la rana y empezaron a cruzar el río. Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, el escorpión picó a la rana. La rana, al sentir picotazo y darse cuenta que iba a morir, le preguntó al escorpión:
¿Por qué me has picado, escorpión? ¿No te das cuenta de que tú también vas a morir?
A lo que el escorpión respondió:
- Rana... mi amiga, no lo pude evitar, porque es mi naturaleza.

Moraleja
Aunque el sentido común dicte lo contrario y acabes perjudicando a los que quieres o incluso a ti mismo, no puedes dejar de ser quien eres.


Versiones de Rokugan 
JdR - La leyenda de los cinco anillos

La rana y el escorpión

Hubo una vez una pequeña ranita que vivía cerca del río. Un día, un escorpión que pasaba por allí le pidió a la rana si podía llevarle al otro lado. El escorpión le dijo a la rana:
- Llévame al otro lado del río
- La rana le respondió:
- No lo haré. Porque si lo hago me picarás
El escorpión replicó:
- No lo haré. Porque si lo hago nos ahogaremos los dos.
La rana vio sabiduría en las palabras del escorpión, así que le dejó subir a su espalda y empezó a nadar cruzando el río. Casi a mitad de camino, sintió una dolorosa punzada en su espalda...
La rana sintió el veneno del escorpión fluir hasta su corazón, y mientras se le acercaba la muerte, ambos empezaron a hundirse en las frías aguas. Justo antes de que su nariz de hundiera en el agua, la rana dijo:
- ¡Escorpión, ahora ambos nos ahogaremos!
Pero el escorpión sonrió y le dijo:
- Pero ranita yo sé nadar.


El León y el Escorpión 

Había una vez un León durmiendo en un campo soleado. Un Escorpión acudió a él y le dijo:
- León eres tan grande. Supongo que eres la criatura más grande de toda la tierra. 
El León replicó:
Sí, creo que lo soy.
Y - dijo el Escorpión - también debes ser la criatura más valiente y más fuerte.
Eso dicen - dijo el León.
Mi única ventaja es mi aguijón venenoso - dijo el Escorpión.
Y supongo que podrías aplastarme bajo tu pata antes de que pudiera picarte ni una sola vez. 
Podría bastante fácilmente - dijo el León levantándose y estirándose.
En realidad, si te picara, dudo que si quieras lo notaras. 
El León miró al pequeño Escorpión con curiosidad.
Quizá. Pero creo que te pisaré ahora, pequeño, y nunca tendrás la oportunidad. 
Oh, pero gran León - dijo sonriendo el Escorpión - te piqué hace cinco minutos.
Y el León no tuvo más que decir. 


El Ki-rin y el Escorpión 

Un día, Ki-Rin estaba retozando en el campo. Su hermano León le había advertido que tuviera cuidado con el Escorpión, pero Ki-Rin estaba demasiado ocupada jugando, pateando y saltando, y mirando todas las cosas nuevas y sólo había medio oído la advertencia de su hermano. 
Mientras jugaba, una criatura trepó a una roca para observar. Ki-Rin vio a la criatura y dijo:
He visto a Flor y he visto a Árbol, y he visto a Caballo, pero no te había visto a ti. ¿Quién eres? 
La criatura dijo - Soy la Verdad. 
Ki-Rin sonrió.
Estoy muy contenta de conocerte, amiga Verdad. ¿Has visto al Escorpión? Mi hermano me ha dicho que tenga cuidado con él, pero no se como es?
Si, conozco al Escorpión - dijo Verdad. 
¿Puedes decirme como es?
Si. En realidad podemos ir a buscarle ahora. Si me llevas a tu espalda iremos mucho más rápido que si caminamos los dos. 
Buena idea! - dijo Ki-Rin - Sube a mi espalda, amiga y nos iremos.
Verdad trepó a la espalda de Ki-Rin y partieron en busca del Escorpión. 
Entonces - preguntó Ki-Rin - ¿Cómo es el Escorpión? 
Tiene dos pinzas afiladas - dijo Verdad. 
Ki-Rin vio las dos pinzas afiladas de Verdad y dijo:
Ah, ya veo. 
Y tiene muchas patas.
Ki-Rin miró las muchas patas de Verdad y dijo:
Ah, ya veo. 
Y tiene un aguijón que inyecta veneno mortal.
Ki-Rin miró el aguijón de Verdad y dijo:
Entonces, Verdad, es como tú? 
Verdad sonrió y dijo:
Sí. Sí lo es.
Ki-Rin rió.
¿No es afortunado que te haya encontrado a ti antes? 
El Escorpión asintió
Sí, lo es. 
Y Ki-Rin no tuvo nada más que decir.

El Cangrejo y el Escorpión

Una vez, hace mucho, el Escorpión estaba paseando por la playa arenosa con su hermano Cangrejo. 
Ah, Escorpión - dijo Cangrejo - Has engañado a León y a la Grulla, pero no podrás ganarme a mí. Por que estoy seguro dentro de mi casa armada y ni siquiera tu aguijón envenenado puede alcanzarme. 
Escorpión observó las planchas metálicas de Cangrejo y asintió. Es cierto, amigo mío. Pero qué triste es para ti estar atrapado en una prisión tan pesada.
¿Qué? - dijo Cangrejo - No es una prisión, es mi casa!
Por su puesto - sonrió el Escorpión - Y eso es lo que todos dicen. Pero si no seria una prisión serías capas de quitártela. He oído que estás maldito, condenado a pasar el resto de tu vida cargando con tu prisión a la espalda.
Cangrejo dijo:
Puedo quitármela cuando quiera!
El Escorpión asintió tristemente y dijo:
Te aseguro que se lo diré a todo el mundo.
Cangrejo tropezó en la arena.
Puedo quitarme mi caparazón cuando quiera!
El Escorpión preguntó:
¿Lo has intentado? 
El Cangrejo se detuvo y se quitó su casa de la espalda lanzándola a un lado. 
El Escorpión sonrió mientras se miraban uno a otro. 
Y Cangrejo no tuvo nada que decir. 


La Grulla y el Escorpión

Una vez había una Grulla y un Escorpión sentados a la orilla de un río. La Grulla dijo:
¿No es divertido como las Fortunas repartieron sus bendiciones entre las criaturas? 
El Escorpión miró a la Grulla con suspicacia.
¿Qué quieres decir?
La Grulla sonrió y dijo:
Mírame. Mira mis hermosas alas y plumas. Puedo volar y nadar. Mira mi cuello perfecto y mis ojos brillantes. Soy la envidia de todas la criaturas del mundo.
Entonces la Grulla miró al Escorpión y dijo:
Mírate tú. Todo lo que tienes es tu aguijón.
Ah - dijo el Escorpión - Pero eso significa que no tienes nada que ganar, y yo no tengo nada que perder. Y cuando tú seas vieja y hayas perdido tus plumas, ya no puedas volar. Y cuando estés gorda y medio ciega no podrás nadar. Entonces, cuando estés contando todo lo que has perdido, yo estaré contando todo lo que he ganado.
Y la Grulla no tuvo más que decir.


El Fénix y el Escorpión

Un día Escorpión fue hasta Fénix en sus altas montañas y le dijo:
Tengo un regalo para ti.
El Fénix retrocedió.
Oh, no. Te conozco hermano Escorpión. Lo sé todo sobre ti. No quiero tu regalo. 
Oh, de verdad - dijo el Escorpión.
Lo dejaré aquí - dijo mientras lo dejaba en el suelo - Y si no lo quieres, algún otro lo querrá.
Luego el Escorpión se fue.
El Fénix miró el regalo y pensó:
Si cojo el regalo y es una trampa me habrá engañado. Pero si lo dejo y no es una trampa me habrá engañado. ¿Qué debería hacer?
Todo aquel día, Fénix se sentó y miró al regalo. Pensando.
¿Qué debía tener en mente? 
Engañó a Cangrejo con la furia y al León con el orgullo. Engañó a Ki-Rin con su ignorancia y a Grulla con educación.
¿Cómo pretenderá engañarme a mí? 
Pronto Madre Sol había cruzado el cielo y Padre Luna había iniciado su progreso nocturno, pero Fénix no se había movido un solo paso. Estaba clavado al suelo, evaluando el regalo Escorpión. Cuando alzó la mirada a la mañana siguiente, vio al Escorpión mirándole y riéndose.
Y Fénix no tuvo nada mas que decir.


El Dragón y el Escorpión

Un día, Dragón acudió al Escorpión y dijo:
He visto cómo engañaste a Ki-Rin.
Y Escorpión asintió.
Dragón continuó:
He visto cómo engañaste a León.
Y Escorpión asintió.
Dragón continuó:
He visto cómo engañaste a Grulla. 
Y Escorpión asintió.
Dragón continuó:
Estaba allí cuando engañaste a Cangrejo.
Y Escorpión asintió.
Dragón continuó: 
Y sabía lo que harías a Fénix. 
Y Escorpión dijo:
Y te quedaste quieto y no hiciste nada.
Y Dragón no tuvo nada más que decir.

Leyendas urbanas


Entre los japoneses circula una escalofriante leyenda que habla de un espíritu femenino al que le falta la mitad inferior del cuerpo. Dicen que se arrastra con las manos (terminadas en dedos largos, con garras que pueden cortar carne como mantequilla) y que se desplaza haciendo un sonido del cual recibe su nombre: “Teke Teke”.

La versión más difundida cuenta que, en vida, aquel espectro era una joven mujer, que esperaba el tren pero cayó en las vías, no tuvo tiempo de escapar de una muerte horrenda en la que su cuerpo, fue partido en dos… Muy probablemente algunos la vieron caer y no la ayudaron, ya que el Teke Teke es un fantasma que arde en ira, buscando afanosamente compartir con cuantos pueda su amargo destino. Así, cuentan que ha empujado a personas que estaban esperando el tren, que ha atacado con sus garras dejando caras y espaldas sanguinolentas, o incluso, según los más extremistas, que es capaz de arrastrarte y lanzarte a las vías del tren o, si te la encuentras solo en alguna oscura noche, puede destrozarte y usar sus garras para dividir tu cuerpo en dos. Pero el asunto va aún mas lejos; pues, en cualquiera de los casos en que la víctima muere, la versión extrema de la leyenda afirma que se convierte en otro “teke teke” más…

Una teoría dice que el Teke Teke es el fantasma de una colegiala japonesa que vaga por las estaciones de tren en Japón. En vida era una chica asustadiza e impresionable, y eso la hacía blanco frecuente de bromas pesadas. Un día de verano (temporada de cigarras en Japón) esas bromas fueron demasiado lejos, y sus compañeros, viéndola que esperaba el tren con la mirada perdida, se acercaron sigilosamente por atrás y le lanzaron una cigarra en el hombro, haciéndola dar un brinco que la hizo terminar en las vias férreas, donde un veloz Shinkansen (tren de alta velocidad) la partió en dos. Desde ese día, ella pena cerca de las estaciones, buscando acabar con bromistas como los que la precipitaron a su muerte, aunque no duda en acabar con inocentes también…

La historia del escolar asesinado
Esta historia, supuestamente real, es ampliamente conocida entre los escolares japoneses. Trata sobre una víctima del fantasma y es como sigue:

Un estudiante de una escuela solo para hombres salió  más tarde de lo debido, cuando de pronto, antes de que abandonara el colegio, escuchó un extraño ruido detrás de él. Inquietado, el muchacho se giró y vio que, observándolo desde una de las ventanas del segundo piso de un edificio lleno de aulas, estaba una hermosa chica de misterioso aspecto. 

Ella lo veía con los brazos apoyados en el alféizar y la cara entre las manos, él no podía ocultar el asombro que le producían aquellas dulces facciones y aquellos ojos negros, profundos y templados. ¿Qué hacía una chica así en un colegio de hombres? Él no lo sabía, y dejó de importarle cuando ella sonrió coqueta y maliciosamente, pero este no fue más que el principio del fin, porque tras un par de segundos ella saltó por la ventana y cayó al pavimento, sin destrozarse, y revelando que su cuerpo carecía de mitad inferior…

Congelado por el terror, el muchacho la vio arrastrarse con los brazos, haciendo un ruido que era como “tek, tek, tek, tek, tek”… Trató de gritar pero la voz no le salía, trató de salir corriendo pero sus piernas solo podían temblar y temblar… Ahora sabía que se trataba del Teke Teke, pero era demasiado tarde; y ella, que iba dejando una estela de sangre nacida de sus órganos expuestos, saltó violentamente sobre él, sacó una guadaña —así dicen, aunque es más creíble pensar que lo mató sin guadaña— y lo cortó en dos, condenándolo con ello a ser otro “teke teke” más.

Kashima Reiko, la leyenda hermana
Muy semejante a la leyenda del Teke Teke, es la leyenda de Kashima Reiko, una chica que también murió pisada por un tren, aunque no fue dividida en dos sino que simplemente perdió sus dos piernas. Desde entonces, dicen que ronda por los baños en busca de víctimas, que toca la puerta y pregunta al ocupante dónde están sus piernas. Kashima espera que la persona le diga que sus piernas están en la Estación Meishin, y que fue ella misma quien se lo dijo. Si la víctima responde indebidamente, Kashima le arrancará salvajemente sus propias piernas…


Explicación racional
 Hay varios hechos que nos permiten entender racionalmente la leyenda. Para empezar, la historia (expuesta anteriormente) del chico que murió a manos de una teke teke o de la Teke Teke, es generalmente contada entre los escolares, y son los mismos maestros quienes la alimentan y agregan detalles como aquello de que el espectro persigue a los niños que andan solos por la noche. Esto hace pensar en la leyenda de Hanako-san, pues los profesores dicen que Hanako (una chica fantasma) pena sobre todo en baños sucios y descuidados. Como se ve, este tipo de leyendas, al menos en gran parte, sobreviven en la tradición oral pues los profesores, aprovechándose de la credulidad de los estudiantes de primaria, las usan para hacer que los alumnos no hagan ciertas cosas.

 Desde otro ángulo muy diferente, esta leyenda, al igual que la de Kashima Reiko, constituye una proyección simbólica, a nivel de las tradiciones orales, del miedo a sufrir una muerte particularmente terrible. De allí que, tanto el Teke Teke como Kashima, no se contentan con aterrorizar sino que buscan hacer que otros mueran de la misma manera; aunque estas situaciones, como bien puede intuirse, están vinculadas a una tendencia cultural que ha atravesado diversas épocas y lugares: la tendencia a percibir a los fantasmas como entes malignos.

De todas formas, estas sencillas explicaciones no invalidan la posibilidad de que algunas víctimas de trenes japonesas hayan quedado partidas por la mitad y posteriormente hayan penado. Así que, si el lector va algún día a Japón, será mejor que no ande solo de noche en las estaciones de tren, porque podría ver algún fantasma partido arrastrándose y, si está cerca de las vías del tren, el susto podría ser suficiente para hacerlo caer y convertirse en un teke teke más…

Los Tsukumogami

Estos espíritus engloban a varios seres fantasmales. Consisten en objetos que han llegado a los cien años de su existencia y adquieren conciencia propia. Normalmente no son espíritus malvados, aunque si traviesos que disfrutan dando sustos o gastando bromas; pero algunos pueden buscar venganza si sus anteriores dueños los trataron mal después de tantos años de abnegado servicio. 



Los Tsukumogami mas conocidos son:

- Karakasa: Los famosos monstruos paraguas, con su característico ojo único, una lengua burlona y el mango convertido en una pierna, normalmente calzada con una sandalia de madera.


- Bakerozi: Estos eran en su vida anterior unas sandalias de paja. Son como sandalias enormes con brazos y piernas y un solo ojo.


- Chochinobake: Antiguas lamparas de papel. Toman la forma de un hombre con una lampara con ojos y boca por cabeza.


- Biwa-Yanagi: Eran laudes japoneses.


- Furu-Utsubo: Proceden de jarrones y vasijas.
- Morinji no Okama: Teteras espectrales.


- Kyourinrin: Son papeles y pergaminos antiguos.



- Zorigami: Relojes.
- Shirouneri: Mosquiteras o trapos de limpiar el polvo.
- Kameosa: Proviene de una antigua jarra de sake. Cuenta la leyenda que el Kameosa es de los pocos yokais que no son agresivos con los humanos, cuentan que la persona que se encuentra con un Kameosa obtiene de su interior agua o sake en cantidades infinitas. Su aspecto es realmente terrorífico tiene atributos humanos como brazos, piernas, ojos y boca, por otro lado su cuerpo es el de una antigua jarra llena de grietas debido a sus numerosos años.


- Ittan-momen: A los ojos de cualquier humano el Ittan-momen es un simple trozo de tela que flota por el aire, pero nada mas lejos de la realidad, este trozo de tela es un yokai muy peligroso que se abalanza sobre las personas agarrándose a su cuello para intentar matarlos por asfixia. A diferencia de los otros Tsukumogamis este no tiene rasgos humanos. 



Aquí
 tenéis un pequeño resumen de todos ellos algo más adorables.





Supersticiones en Japón

El arraigo de estas supersticiones se basa en que la tradición pasa de padres a hijos sin revisar el origen de la creencia.



Desde occidente, la imagen que se tiene de Japón es la de un país avanzado, que vive en el futuro, que mira hacia el futuro mientras mantiene vivas algunas tradiciones ancestrales.
Sin embargo, en mi opinión, no ha llegado hasta nosotros la vertiente supersticiosa de este pueblo, como sí ha llegado la de su vecina China, por ejemplo.

Pues sí, en Japón son numerosas las supersticiones. Todas ellas provenientes de su "recientemente" superada Edad Media, de su religión nativa, el shinto, y de influencias provenientes de países cercanos, como es el caso de China y el budismo.
A raíz de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki se generaron algunas creencias supersticiosas, pero la mayoría de ellas siguen proviniendo de costumbres y cultura muy antiguas de Japón.  Son utilizadas para enseñar lecciones o como consejo práctico.



Es éste un tema, no solo interesante por lo curioso , sino también por lo necesario para evitar situaciones incómodas cuando se viaja o vive allí dado que, como decimos, son creencias  muy arraigadas en la costumbre japonesa actual.
Parece ser que, generalmente, los japoneses niegan rotundamente ser supersticiosos pero, como veremos, sus supersticiones están muy arraigadas en su costumbre y educación.
De hecho, los japoneses suelen comprar unos palitos de papel enrollado (omikuji) que colocan en los templos para conocer la suerte, ya que se cree que estos pedazos de papel predicen la suerte, desde la muy buena hasta la muy mala suerte, en aspectos como el amor, la amistad o los estudios, entre otros.

Algunas de las supersticiones japonesas más comunes provienen de la sabiduría popular:
  • Si juegas con fuego, mojarás tu cama. Sirve de enseñanza para que los niños sepan que el fuego es peligroso.
  • Romper la correa de una “geta” (zueco de madera) o, por extensión, una “zori” (zapatilla) trae mala suerte.

Curiosamente, no es ésta la única creencia sobre el calzado. Hay algunas más:

  • Si estrenas zapatos nuevos y por cualquier cosa se mojan en un día lluvioso, cada vez que te los pongas, lloverá.
  • No estrenes zapatos nuevos por la noche, que atrae la mala suerte.
  • Si pones un zapato de alguien que se ha escapado o ha huido en el horno de la cocina, éste volverá por su propio pie.

Pero hay muchas más de diversa temática:

  • Comer anguila frita y melón en la misma comida es signo de mal augurio.

El sueño que se tiene la primera noche del año nuevo (conocido como hatsuyume (初夢) o “primer sueño”), es muy importante, ya que puede indicar la suerte que tendrás ese año. Es tan importante que el segundo día del año en el calendario tradicional japonés se llama hatsuyume.
  • Soñar con serpientes (sobre todo blancas) es signo de buenos augurios. Lo mismo sucede si se sueña con berenjenas (superstición que proviene de la época de los Tokugawa).
  • Si descansas después de comer, te convertirás en una vaca. Parece ser que esta superstición procura evitar que se extienda la pereza.
  • Si silbas o tocas una flauta de noche, las serpientes vendrán a ti. (parece ser que se buscaba transmitir la costumbre de que no se moleste a los vecinos y, al parecer, las serpientes hacen referencia a los ladrones). En otras zonas de Japón (Okinawa), se dice que si silbas de noche, aparecen los fantasmas.
  • Pisar la unión de los tatami trae mala suerte. Esta superstición proviene de la época de los samurai, en la que algunas veces los espías se metían por debajo de las casas y acuchillaban a la víctima a través de las uniones de los tatami. Por ese motivo comenzaron a montarse los tatami de manera que no coincidieran las uniones de más de dos "jo".
  • Cuando estornudas, sin estar resfriado, indica que alguien está hablando en ese momento de ti. (Es análogo a lo que se suele decir en algunos países cuando a alguien le pitan los oídos).
  • Nunca hay que dejar pasar de largo un templo sin dar dos palmadas delante el altar, inclinarse en reverencia, decir una oración a los dioses. Si hay una campana delante del templo, hay que finalizar tocando una vez la campana.
  • Hay que evitar tomar fotografías a las tumbas para no perturbar el descanso de los difuntos.
  • Si se te cae un diente del maxilar inferior, tienes que tirarlo hacia el tejado de tu casa. Si, por el contrario, pierdes un diente del maxilar superior, deberás subir al tejado de tu casa y arrojarlo desde allí. Si no lo haces así, atraerás la mala suerte.


Incluso, hay supersticiones sobre la sangre. Un grupo de supersticiones muy características de la cultura china, que ha acabado trasladándose a la cultura japonesa, es la de las originadas por la polisemia (es decir, que existan varios significados para una misma palabra).
Las más típicas son las referidas a los números y, de hecho, la más conocida es la de evitar pronunciar o escribir el cuatro. Algunas de ellas son:
  • El número cuatro trae mala suerte. Ello se debe a que se pronuncia igual que la palabra “muerte”. Quizás por ello existen dos pronunciaciones distintas para decir “cuatro”.

De hecho, otra costumbre dice que no debe pronunciarse la palabra “shio” (sal) por la noche, ya que se puede confundir con shi (muerte).
  • Lo mismo sucede con el número nueve, que en japonés suena igual que “sufrimiento” y, de igual forma, existen dos formas de pronunciarlo.

Hemos observado que la gente mayor es especialmente cuidadosa a la hora de escoger la pronunciación adecuada de estos dos números y, de hecho, en determinados ambientes puede sonar muy maleducado elegir la forma inapropiada de decirlos.
Está tan extendida esta superstición que los aparcamientos, plantas de hoteles u hospitales, y otras muchas cosas no se numeran con el 4 o el 9. Recientemente se hizo un estudio que aseguraba que los pisos de segunda mano localizados en estas plantas y que se ponían a la venta tardaban más en venderse y tenían un precio más económico, lo que corrobora que a pesar que los japoneses nieguen taxtativamente creer en las supersticiones, éstas influyen de manera notable en sus vidas.
Muchas veces, en los casos en que no pueda o deba eliminarse el número cuatro, como en el caso de las plantas de edificios, lo que se hace es poner una "F" (del inglés "four") en lugar de un 4.
  • El número 43 también es objeto de mala suerte, ya que se pronuncia igual que “nacido muerto” por lo que se evita especialmente a la hora de numerar habitaciones en las maternidades de los hospitales.

El número 42 y el 24 también, por su pronunciación, se relacionan con la muerte y también se evitan.
Una de las ideas más extendidas y curiosas relacionada con los números se refiere al origen de la palabra yakuza (la mafia japonesa) que se cree que proviene de ya (8), ku (9), za (3), ya que 8, 9 y 3, ó 20 puntos, es la peor mano del juego de cartas Hanafuda.
Los días 4 y 14 del mes son considerados de mala suerte, mientras que el día 28 trae buena suerte.
  • Si un coche fúnebre pasa delante de tí, oculta tu pulgar dentro del puño. Esta superstición se debe a que el dedo pulgar en japonés se llama “dedo padre” por lo que, tradicionalmente, ocultarlo es protegerlo, como signo de protección para que los padres no mueran.
  • Hay que evitar cortarse las uñas por la noche, ya que los kanjis con los que se escribe la expresión (“yozume”) pueden confundirse con los de la expresión “muerte rápida” o “muerte prematura”.
  • No deben usarse palabras como “kaeru” para hablar sobre  “volver a casa” o “modoru” para comentar que se vuelve de una boda. Se cree que si se dicen estas expresiones, la novia dejará al marido y volverá a casa de sus padres.

Precisamente sobre la vida y la muerte hay unas cuantas supercherías más relacionadas:
  • Nunca debe dormirse con la cabeza apuntando hacia el norte o la vida será corta. Se trata de una creencia muy ligada al feng shui chino.
  • Si vas a un funeral, échate sal sobre tu hombro antes de entrar en casa como signo para limpiarte de la mala suerte que ha podido quedarse pegada a tí tras el funeral. Esta tradición ha llegado hasta occidente. Es más, respecto a la sal, los luchadores de sumo esparcen sal sobre el terreno de arena donde van a pelear para evitar la mala suerte
  • Los palillos o chopsticks no deben clavarse jamás en la comida, y mucho menos en el arroz. Éste es un signo tremendamente feo y ofensivo tanto en Japón como en China, pues significa que deseas la muerte del resto de comensales. El motivo de esta superstición proviene de que los palillos sólo se clavan en el arroz de los cuencos colocados en las aras funerarias.
  • De la misma manera, está muy mal visto que la comida se pase de palillos a palillos. El motivo es el mismo que en el caso anterior.  Dentro del ritual funerario, los restos incinerados de la persona junto con algunos fragmentos de los huesos, se pasan a la urna con los palillos. Este ritual se denomina ほとけばし (hotokebashi) (en la cultura japonesa, el budismo es la religión mayoritaria para los ritos funerarios y, por ello, todos los difuntos son incinerados).
  • Algunos supersticiosos ponen sus pulgares hacia abajo al paso de la comitiva fúnebre para que la muerte pase de largo y no se fije en ellos.
  • También es costumbre cubrir los espejos del dormitorio por la noche con un pañuelo grande para evitar que cualquier espíritu lo atraviese y se apodere del de los durmientes.
  • Los más supersticiosos todavía creen que la persona que aparece en medio de una foto de tres personas tendrá mala suerte e incluso podría morir a una edad temprana.
  • Está muy mal visto el escribir el nombre de alguien en rojo. Equivale a desear la muerte de la persona

Aunque, no todo es mala suerte. También hay prácticas que se considera que dan buena suerte:
  • Al igual que en otras partes del mundo, también en Japón se cree que da buena suerte pisar los excrementos de los animales.
  • Comer umeboshi todas las mañanas se cree que asegura que no se sufran accidentes durante ese día. Quizás por eso (y porque se le atribuyen algunas cualidades saludables) se sirve umeboshi en cualquier desayuno ortodoxo japonés (a mí me gusta bastante su sabor).

Pero, para el caso en que no se haya hecho caso de alguno de estos consejos, existen unos amuletos llamados "omamori" (que se venden en casi todos los templos) que sirven para acabar con la mala suerte o protegerse de ella. Pueden encontrarse amuletos para protegerse contra casi contra cualquier tipo de mala suerte.




Presión

Cambiando un poco el estilo con el que presentamos las historias de terror aquí tenéis una historia, que aunque esta en inglés es bastante fácil de leer. Esperamos que os guste ^^.











Hitodama

Según el folklore japonés, son las almas de los recién fallecidos tomando forma de una llama fantasmal. La palabra hitodama es una combinación de las palabras japonesas hito, que significa "humano", y tama (abreviación para tamashii), que significa "alma". estas llamas según cabe suponer, aparecen como esferas azules y en ocasiones verdes con una estela larga. También se cree que son fuegos fatuos o tricksters("embaucadores") que se originan de gases fluorescentes que en ocasiones pueden ser vistas sobre tumbas humanas.


Las hitodama se dice son frecuentemente encontradas cerca de cementerios y en bosques sombríos durante el verano, donde se dice que viven. Son alegadamente vistas a veces cerca de una persona moribunda como una aparición del alma abandonando el cuerpo antes de "cruzar al otro lado". Muchos hitodama se desvanecen o caen al suelo poco después de ser divisadas.



Uno de los engaños que se cree le juegan a los humanos es conducirlos fuera de ruta, dejándolos desorientados. 
Algunos mitos japoneses consideran al hitodama como uno de los trucos de los kitsune, al usar su kitsune-bi (狐火, "llama de zorro") para descarriar a los viajeros. 


Llamas fantasmales en Japón también se conocen como onibi (鬼火, "fuego demoniaco"). En china son llamados gui-huo (pinyin) ó gwäe-fo (cantonés).

Yosaku y el pájaro

Hace muchos años, en Japón, había un joven muy pobre que vivía en una casita en medio de un gran bosque. Se llamaba Yosaku y se ganaba la vida recogiendo leña de la montaña para después venderla en la ciudad.

Un día que nevaba y hacía mucho frío, Yosaku salió como siempre de su casa para vender la leña en el mercado. Con lo que le dieron por la leña, se compró la comida para aquel día. De regreso a casa, oyó unos sonidos muy extraños. Al acercarse, descubrió un pájaro que estaba prisionero en una trampa.

- Pobre pájaro – pensó. Voy a ayudarlo a librarse de la trampa. Está sufriendo mucho.

Lo liberó de la trampa y el pájaro alzó el vuelo con gran alegría. Yosaku sonrió satisfecho y siguió su camino hacia casa. Había empezado a nevar y hacía mucho frío.
Una vez en casa y mientras encendía la chimenea, llamaron a la puerta. Yosaku no tenía ni idea de quién podía ser.
¡Qué sorpresa! Cuando abrió la puerta vio una joven preciosa, que estaba tiritando de frío. 
Yosaku le dijo:
- Pasa y caliéntate.
La joven explicó a Yokaku que se dirigía a visitar a un familiar que vivía cerca de allí.
- Ya es de noche- dijo Yosaku mientras miraba por la ventana.
- Sí – contestó la joven. – ¿Dejarías que me quedara a dormir esta noche aquí? – preguntó
- Me gustaría, de veras, Pero soy pobre y no tengo cama ni nada para comer.
- No me hace falta. –contestó la joven
- Entonces, puedes quedarte. – dijo Yosaku

Durante la noche, la joven hizo todas las faenas de la casa. Cuando Yosaku se despertó la mañana siguiente se puso muy contento al ver todo tan limpio.
Continuó nevando sin parar un día tras otro y la joven le preguntó: – ¿Puedo quedarme hasta que deje de nevar?
- Por supuesto que sí – contestó Yosaku

Pasaban los días y no paraba de nevar. Yosaku y la joven se hicieron muy amigos y poco a poco se fueron enamorando. Un día ella le preguntó:
- ¿Quieres casarte conmigo? Así siempre estaremos juntos
- Sí – contestó Yosaku. – ¡Acepto!
- A partir de ahora me puedes llamar Otsuru- dijo la joven

Después de casarse, Otsuru trabajaba y ayudaba mucho a su marido. Yosaku estaba muy feliz.
Un día, cuando Yosaku iba a salir a vender la leña, Otsuru le pidió que le comprara hilos de seda de colores. Iba a tejer. Mientras su marido iba al mercado a vender la leña y le compraba los hilos, Otsuru se quedó en casa preparando el telar para tejer. Cuando Yosaku, Otsuru se encerró en una habitación y le pidió que no entrara mientras ella trabajaba.

Otsuru pasó tres días tejiendo sin salir de la habitación y no comía ni dormía. Cuando acabó de tejer salió de la habitación e inmediatamente le enseñó a Yosaku el tejido que había hecho. Yosaku quedó maravillado. Era un tejido fino y delicado que combinaba colores y tonalidades de una manera increíble. Parecía imposible que unas manos fuesen capaces de crear un tejido de esa belleza.

- ¡Qué tejido tan bonito! ¡Es una maravilla! – exclamó Yosaku
- Podrías venderlo en la ciudad y sacarías mucho dinero- le dijo Otsuru

Yosaku fue a la ciudad ofreciendo a los señores ricos el precioso tejido. El rey, que paseaba por el mercado, vio el tejido y lo quiso comprar. Le ofreció mucho dinero a Yosaku, que volvió a casa muy contento y le dio las gracias a su esposa. Le dijo que el rey quería más tejido de aquél.

- No te preocupes- dijo Otsuru,- Ahora mismo me pongo a tejer más.
Esta vez también tardó cuatro días en tejer y estuvo sin comer ni dormir. Estaba muy débil cuando salió de la habitación.
Ella le dijo:
- Ya lo he acabado pero es la última vez que lo hago
- sí, sí – dijo Yosaku. No quiero que enfermes de tanto trabajar.
Yosaku llevó el tejido al rey quién le pagó muy bien. Cuando el rey miró la pieza dijo:
- Necesitaré más para el kimono de la princesa

Yosaku le explicó que era la última pieza que vendía, que era imposible que se hiciera más. Pero el rey amenazó con degollarlo si no le vendía más tejido. Así que Yosaku tuvo que ceder a la fuerza.

Cuando llegó a casa, Yosaku le explicó lo que había ocurrido a Otsuru y le pidió que por favor tejiera una vez más otra pieza. Otsuru aceptó el encargo y se metió en la habitación a tejer como las otras veces. Pero pasaron los días y Otsuru no salía de la habitación. Yosaku estaba muy preocupado por Otsuru, que estaba débil y delgada pero trabajaba sin parar. Como no podía entrar en la habitación, cada día se inquietaba más. Pero un día Yosaku no pudo resistirlo y decidió entrar en la habitación para ver como estaba su esposa. Y entonces vio una cosa sorprendente: un precioso pájaro que tejía con sus propias alas. El pájaro se giró y al ver a Yosaku empezó a cambiar de forma y se transformó en Otsuru. Yosaku no podía creer lo que veían sus ojos.

- ¡Has descubierto mi secreto! – exclamó. – Yo soy el pájaro que un día ayudaste a librarse de la trampa…..- dijo entre sollozos
Yosaku se había quedado sin habla
- Pero ahora que has descubierto mi secreto, me tendré que ir – dijo. Y cuando había acabado de decirlo, Otsuru se transformó otra vez en el pájaro y salió volando por la ventana.
Yosaku empezó entonces a gritar llorando:
- Espera, vuelve por favor, vuelve!!!!!!

Pero el pájaro ya había alzado el vuelo y se alejaba emitiendo sonidos tristes